miércoles, 22 de abril de 2009

Un poema






Con él eres una perra, apaleada y chillona,


no lo dejes entrar, aunque toqué con desesperación,


no quiere comer lo que hiciste,


no quiere morderte los labios suavemente,


no quiere escuchar explicaciones,


cierra la puerta y atiende con el oído pegado


a sus palabras, te ha dicho que los caminos están abiertos.




Para qué insistir, los mares no están cerca,


la cerveza está caliente y de la coca, ni una huella.




El abrazo más fuerte es un ramo de ortigas,


en el lecho las maravillas del mundo moderno


no edificaron una epopeya.




Y ves, sólo quedó un vaso roto,


una botella vacía


y un par de manos acariciando el jabón.

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